Cuando somos personas con diabetes a la edad que sea, la vida se nos llena de más responsabilidades y retos diarios. Muchas personas con diabetes coincidirán en que uno de los retos más complicado de manejar es el cuidado de la alimentación.
Hoy después de 34 años con diabetes tipo 1 y haciendo una retrospectiva analizo y aplico que una de las cosas que más nos fortalece en este aspecto es tener una motivación, y esta motivación es una consecuencia de tener claras nuestras metas. Aunque no es una tarea fácil hay que ponernos metas a mediano y largo plazo, metas alcanzables y aterrizadas sin olvidad nuestro entorno y condición. Como ejemplos podemos tener el estudio, formar una familia, viajar, ser profesionales, tener nuestra empresa, los hijos entre otras muchas más que con seguridad se te han venido a la mente.
Con el transcurrir de la vida las motivaciones van cambiando, pero lo importante es siempre tener una o varias motivaciones.
Toda motivación requiere de acciones para llegar a la meta y es indispensable que la primera actitud sea la de ser optimistas. El optimismo no funciona como una barita mágica y no se trata de un estado de ánimo permanente, o de una visión superficial de las dificultades.
Es más bien un acto racional de autoconocimiento, que tiene especial valor cuando enfrentamos obstáculos. En el caso de la dieta cuando nos enfrentamos a decir no o a elegir los alimentos que nos benefician la motivación debe llegar a nuestra mente y así la respuesta es más rápida y mejor. Este ejemplo no solo se aplica a la dieta sino a todos los aspectos de nuestra vida.
Sumado a esto, nuestro entorno, familia y amigos también juegan un papel muy importante pues cuando nos sentimos escuchados de manera atenta y sincera, nos sentimos apreciados y valorados lo cual es fundamental para nuestra autoestima y confianza en nosotros mismos, y nos será más fácil nuestro autocuidado y toma de decisiones.
Claro y es normal que en el proceso caigamos en pecadillos o acciones que no van a favor de nuestro bienestar que, aunque para los demás sea algo inexplicable y reprochable, nos sucede por nuestra naturaleza humana. Lo importante es que estas acciones no se vuelvan repetitivas y recordemos nuestras motivaciones y todas las oportunidades del presente y del futuro.
En este sentido las pequeñas acciones son muy poderosas a la hora de corregir acciones y en cuanto a la dieta, la clave está en disminuir las porciones y en la elección de los tipos de carbohidratos que consumimos, sumado a la dosis adecuada de insulina y/o medicamentos. Por fortuna hoy en día y gracias a los estudios y a la tecnología la diabetes no es tratada como un NO ROTUNDO O PROHIBICIO TOTAL.
A menudo nos desanima recordar y pensar en una situación triste, estresante, adversa o irreversible, más que nuestra propia condición. Y aunque todo ser humano experimenta este sentimiento y muchas veces nos encerremos en nosotros mismos, podemos salir de ese estado emocional cultivando el buen sentido del humor o con actividades que nos agraden y nos hagan pensar y sentir lo contrario, como el deporte, la música el arte, el cine… Actividades que nos distraen y benefician y nos frenan el seseo de comer por emoción:
El permitirnos convivir pacíficamente con los errores y las imperfecciones es otra fuente de control que nos da el optimismo necesario para no abatirnos o cargarnos de negativismo y por ende recurrir a la ingesta o mala elección de alimentos.
Por último, la reflexión y el reconocimiento de nuestro actuar juega un gran papel. En vez de cuestionarnos sobre las razones que originaron nuestro desacierto o nuestra conducta, podemos invertir más tiempo en preguntarnos qué podemos hacer hoy, pensando hacia adelante y reconociendo aquello que está a nuestro alcance para nuestro autocuidado y dieta.
RECORDEMOS QUE EL MEJOR MOTIVADOR Y CONTROLADOR SOMOS NOSOTROS MISMOS.
Alexandra Gómez#NoBajamosNuestrosBrazosAnteLaDiabetes